lunes, 9 de noviembre de 2009 | 0 comentarios  

Todo continua oscuro cuando recupero la conciencia.
No siento los párpados... me asalta la duda ¿ está oscuro o estoy ciego?
¿Me observan silenciosos o estoy solo en esta oscuridad?.
Un repetitivo sonido metálico me acompaña.
Estoy tumbado, no puedo moverme.
No siento mis párpados ¿cerrados?, no puedo abrir los ojos.
No puedo hablar.
No puedo abrir la boca.
No puedo mover la cabeza.


El tiempo pasa al ritmo metálico del diapasón que me acompaña.
¿Qué hago aquí?
¿Quién soy?
¿Quién me retiene?


Tengo sed. “¡Quiero beber! ¡tengo sed! ¡hay alguien!”
Nadie me escucha..


Recuerdo esos sueños en los que necesitas gritar para salvarte ¡ayuda! ¡que alguien me saque de aquí! ¡por favor ayúdenme!... pero no puedes emitir sonidos.
Articulas los sonidos pero estos no aparecen. Y al final te despiertas, sudado, con las pulsaciones a mil, y buscas el refugio de tu compañero de cama.
Solo ha sido un sueño.
Pero esta vez no consigo salir del sueño.
Gritos sin sonido.
Suplicas sin respuesta.
Tengo miedo.


No. El miedo lo tiene uno para concienciarse de que existe un peligro inminente, yo tengo pánico, un paso más allá del miedo, siento terror, no entiendo que pasa, ¿donde estoy? ¿por qué no puedo moverme? ¿por qué no me permiten moverme? ¿por qué mis sentidos funcionan a ratos? ¿por qué no entiendo nada. ¿¡Que he hecho yo!? ¿¡Cual es mi culpa!? Joder prefiero que me apaleen a este aislamiento, ¿cuanto tiempo llevo aquí? ¡Un poco de luz por favor! ¡hagan algo joder!.
Lloro sin lágrimas... o por lo menos no las siento.


Vamos por partes.


Tranquilízate.


¿Como empezó todo?.


Espera ... recuerdo el coche... no, antes...


A las 7 suena el despertador, como cada día, recuerdo haber hecho mis ejercicios con Ada, mi hija, cantando de fondo, no puedo evitarlo soy un padre orgulloso me levanto y me acuesto con las grabaciones de mi hija, ella me llena de orgullo, amor de padre feliz de verla convertida en una mujer, en una diva.
Hija, mi hija, dueña de mi destino.
Luego desayuno, zumo antes de los ejercicios y media hora después café con tostadas.
Hecho de menos los desayunos en familia desde que Clara, mi mujer, murió y mi hija salió a su eterna gira.
El coche, una reliquia como yo. Todos insisten en que debo cambiarlo, no ofrece ninguna seguridad y no están los tiempos para abusos de confianza pero le tengo cariño, ya no quedan supermirafioris rojos, 20 años son muchos para mandarlo a la chatarra.
Recuerdo la puerta del coche abierta, estoy seguro de haberla cerrado. ¿Seguro?.
No falta nada, ¿que va a faltar en un supermirafiori con 20 años? Total que se me debió olvidar cerrar.
El trayecto de siempre, salir de la urbanización por la rotonda principal y atasco en la de entrada al polígono, luego la variante camino a la ciudad pero no recuerdo haber llegado.... espera, recuerdo la rotonda de salida de la urbanización, recuerdo la lluvia en el asfalto, recuerdo llegar al eterno atasco de la rotonda del polígono.
Pero no recuerdo más.
Recuerdo agitación, miedo, luego nada.
Oscuridad.
Todo esto debe tener que ver con esa jodida manía que tiene el destino de cumplir los sueños de la forma más histriónica posible, recuerdo el chiste: un hombre encuentra una lámpara, la frota y aparece un genio “pide un deseo” “deseo un pene que me llegue hasta el suelo” y ¡zas! Le cortó las piernas.
Esto debe ser algo parecido.
Soy un lector empedernido de novela negra, ¿qué lector de novelas policíacas no esconde el estúpido deseo de vivir una vida como la que reflejan? Un poco masoca si hay que ser para desear ser un policía con mas problemas que otra cosa. Tener una vida desgarrada para poder ser el azote de los malvados. Familias destrozadas, horarios infinitos y el sinsabor de saber que tu trabajo empieza cuando todo está ya perdido, cuando no queda la más mínima esperanza para la víctima. Pero en lo más profundo de nuestra infantilidad soñamos con ser los salvadores, los redentores, los protectores de la sociedad, sin darnos cuenta de que al llega a casa solo nos esperará una cama vacía, llena del olvidos, de retrasos, de llamadas intempestivas, de familias olvidadas. Gracias al destino no podemos optar a ese personaje.
El siguiente personaje del cuento que el destino nos puede asignar es del malvado, asesino depravado e inteligente capaz de llevar a la policía de cabeza durante 500 páginas para terminar cometiendo un error estúpido, o no, en estos tiempo no todas las novelas de genero negro terminan bien para los maderos.
Pero hay que nacer o tener unas influencias externas muy determinada para ser un tipo así, ... o tal vez tener un buen motivo ... en todo caso no tengo agallas para matar a alguien a sangre fría, en caliente o con un buen motivo seguramente si, pero no creo que sea el caso en las actuales circunstancias.
Así que solo nos queda un personaje al que optar, y parece que nuestro querido destino ha jugado sus cartas otra vez a costa nuestra.


¿Quieres protagonizar una novela de buenos y malos?.


Pues aquí tienes tu papel... el de víctima.


A joderse, ya me podían haber gustado las novelas de amor y no hubiera terminado encerrado en esto, de esta manera, en esta situación desquiciada, ¿me volveré loco? Sigamos con el razonamiento es una buena forma de pasar el tiempo.
Debo ser la victima, eso es, quizás me han secuestrado.
Mi hija gana bastante dinero y la gente es muy envidiosa.
Si, debe ser eso, me drogaron al parar en el atasco y me trajeron aquí. ¿Cuanto tiempo debe hacer?. Pero si es así ... por qué no siento nada... puede ser el entumecimiento, puedo llevar horas aquí tumbado. Quizás es algún tipo de relajante muscular, un producto así sería un éxito de ventas entre los malvados de este mundo.
Escucho abrirse una puerta, ruidos de pies, ruidos de ropas, algo de luminosidad se filtra entre mis parpados, primero el derecho ... luego el izquierdo. Eso significa que no estoy a oscuras, ¿me han dejado ciego? Ahora siento como introducen un tubo en mi boca ¡basta! ¡me duele! Rasga mis tejidos y siento el agua llegar a mi esófago, un alivio, por fin.
Luego regreso a mi encierro, soledad... la misma que he creído sentir toda mi vida.
Ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba.
Me he regodeado en esos sentimientos, soledad, tristeza, frustración, cuando tenía todas las posibilidades para acabar con ellos.
Los cree. Creé mi mundo a mi medida para ocultarme de la realidad, de una vida que creí demasiado normal para mi. Yo quería algo especial, algo diferente, ser diferente, y me perdí todo lo bueno que tenía a mi alrededor.
Me digo: Bueno, seamos positivos saldré de esta y miraré el mundo de una nueva forma. Acompañaré a mi hija en sus giras y disfrutaré de la cotidianidad, de lo normalizado, de ser uno más del rebaño. A partir de ahora seré diferente, aprenderé a sonreír, a disfrutar de mis amigos de mis responsabilidades.
Ada es independiente y Clara ya no está conmigo, la hecho de menos. Alguien me contó lo jodido que es darte cuenta de que todos esos supuestos defectos que tanto te desagradaban de tu compañera también los hechas de menos ahora. Esas frases repetitivas que ahora espero cada día cuando termino de desayunar. Ya nadie me pide que retire las cosas de la mesa y cada día me encuentro mirando la taza y sintiendo su perdida.
Cierro los ojos y sueño con que oigo sus palabras otra vez … y negocio... ¡que sea un sueño!... ¡por favor que sea un sueño!... dame la posibilidad de volver a estar con ella.... levantarme de la silla y abrazarla otra vez.
Y todo lo que me queda es una fría cocina, una taza sucia, solitaria en una mesa inmensa, como mi alma en este mundo sin ti.
Bueno, todo saldrá bien.
Ada pagará lo que sea necesario, no hay ninguna razón para que esto termine mal, al fin y al cabo no les he visto, no conozco sus caras ni sus voces, no se ni donde estoy. ¿Por qué iban a matarme?.
No tiene sentido.
Me dejarán en alguna parte y los efectos de lo que me han dado se pasarán.
Luego seré libre.
Hablaré con Ada, quiero acompañarla, sentirme orgulloso, llorar en cada concierto. Abrazarla otra vez. Prometo contarle lo mucho que hecho de menos a su madre, si, lloraremos juntos su muerte Clara, no seré más el duro de la película, terminaremos juntos el duelo de mama y seré feliz viéndola vivir su propia vida.
Me parece estar oyéndola cantar, ¡El ave maría! Es mi preferida. Siento rodar las lágrimas por mis mejillas ¡Joder! Que las siento de verdad, ¿la oigo de verdad? No es posible, me duele la espalda, joder que dolor... me cuesta respirar, recibo una puñalada con cada respiración... oigo el Ave María y siento burbujear mis pulmones... dios... ¿qué pasa? ... ...


Hora de la muerte: 11'45h.


Ada llora, canta y llora con el dedo aún en el botón de desconexión.


Reina el silencio en la planta del hospital. La voz de Ada recorre las habitaciones, muchos pacientes lloran, saben lo que significa, vino la enfermera y les contó que Ada, la diva, cantaría mientras desconectaba a su padre, en coma desde el accidente.
Publicado por vto